16.2.09

Música para compartir



El viernes pasado, Arbolito comenzó con su ciclo de fiestas con aire a peña en el Salón Sur de Pompeya (Avenida Saenz 459). Como invitados de lujo estuvieron los integrantes de Las Pastillas del Abuelo.

A penas pasadas las 12, Las Pastillas aparecieron en el escenario para empezar a alegrar la fiesta con su música. “¿Qué vicios tengo?”, “¿Me juego el corazón?” y “Perdido” comenzaron con este recital con aires de informal e íntimo.

Como siempre, un placer verlos y escucharlos. “Desde la postura”, “¿Qué carajo es el amor?”, “¿Quiero tener razón o ser feliz?”, “¿Hacia donde voy?” (las últimas dos con Bárbara Silva, de Mama Chabela, como invitada), “¿Qué hago esperando un puto as?” (Con Pedro, Agustín y Diego de Arbolito) y “¿Qué pretendo no saber?” también formaron parte del mini show pastillero.

Por último, “Peldaño” cerró el momento de Las Pastillas del Abuelo en la fiesta que como emblema lleva la palabra “compartir”.

Música, gente que seguía entrando, algunos pocos que se iban tras ver a la banda de sus amores. El aire de rock que se respiraba al comienzo se fue transformando en aire folklórico.

Así, llegó el turno de Arbolito, que se presentó ante todos con el instrumental “Amerika Bonita”.

El pogo se cambió por bailes clásicos de la música más tradicional de Argentina. “La mala”, “La recuperada”, “Chacarera de las cloacas”, “Niña Mapuche” y “Sobran” fueron uno de los tantos temas que sonaron en la madrugada porteña.

Pero Las Pastillas del Abuelo no fueron los únicos invitados. Los mendocinos Orozco Barrientos interrumpieron por un par de temas la presentación de Arbolito y se apoderaron del escenario, para aumentar aún más ese aire de peña.

El grupo que lleva su nombre debido a “Arbolito, el vindicador", un texto de Osvaldo Bayer que reivindica las luchas aborígenes del siglo XIX en el contexto de las primeras "Campañas del Desierto", empezó a despedirse de todos con “La novia”, el tema clásico para el cierre de sus recitales.

Dos bises quedaron antes del rutinario saludo final. Primero, y bajo el pedido previo de todo el campo, “Vinito y Amor”; y por último, para cerrar la noche como se abrió, a puro pogo, “El pibe de los astilleros”, de Los Redondos.

Un claro mensaje de Arbolito con sus fiestas: se puede crecer por caminos alternativos y la música se hizo para compartirla, escucharla, disfrutarla y bailarla.