Tarde de rock y fiesta
Sábado 31 de enero. Hermoso día soleado, ideal para disfrutarlo al aire libre. Los mates debajo de la sombra de algún árbol se cambiaron por mates bajo las tribunas del estadio del Parque Roca. Anteúltima fecha organizada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en donde Pablo Guerra, La Franela y Las Pastillas del Abuelo formaron parte de una gran jornada.
Curiosidad típica argentina: el evento se llevó a cabo en el predio que lleva el nombre del primer militar que utilizó la represión y la tortura, allá por el siglo XIX en la conocida Campaña del Desierto. Predio que justamente se ubica en unas tierras que aún no se terminaron de “conquistar” y urbanizar.
Tres mil, cuatro mil, cinco mil personas. Difícil de calcular. Desde muy temprano muchos jóvenes y no tan jóvenes se acercaban al Parque Roca para ver una nueva fecha gratuita, excelentemente organizada, con un sonido impecable que permitió disfrutar al máximo cada banda.
A las 17.30 en punto, con un sol radiante como iluminador, Pablo Guerra y su grupo dieron el puntapié inicial a la jornada. Con “Porque seguís en mi cabeza”, el ex guitarrista de Los Piojos y Los Caballeros de la Quema mostró lo mejor de su primer disco solista “Guerra Suelto” y explotó al máximo su set de media hora para mostrarse ante muchos que no lo conocían. Un músico de gran curriculum que no defraudó.
El estadio del Parque Roca se seguía llenando. Diez minutos después, alrededor de las 18.10, La Franela se subió al escenario para seguir con la tarde rockera.
La nueva banda de Daniel “Piti” Fernández, otro ex Los Piojos, demostró lo que promete y lo aceitada que está sobre las tablas, a pesar de tener muy pocos shows oficiales en su reciente historia.
“Lo que me mata” fue el segundo tema de la tarde. El primer corte de difusión de La Franela, y hasta ahora único grabado por el grupo, fue coreado por la mayoría de los que se acercaron al predio ubicado tras la gigante torre del Parque de la Ciudad.
Obviamente, la presentación del grupo liderado por Piti, que cumplió a la perfección su nuevo rol de cantante, tuvo condimentos piojosos. Acompañado por su amigo y ex compañero Gustavo Kupinski interpretaron “Llega el tren” y “Sudestada”.
El set de La Franela, que duró un poco más que el de Pablo Guerra, también tuvo covers, como “Dos Margaritas”, de Paralamas, y “Desaparecido”, de Las Pelotas.
Rock, funk, reggae, ska y hasta cumbia. Gran variedad musical en otra excelente presentación en la hermosa tarde soleada del sábado 31.
Ahora sí, todo estaba listo para el cierre con Las Pastillas del Abuelo, en un Parque Roca que se llenó. Alrededor de las 19, Piti, Bochi, Fer, Joel, Ale, Juan y Santi aparecieron en el escenario para empezar con su recital.
Con “Candombe de resacas”, Las Pastillas comenzaron con su set que duró una hora y media y tuvo espacio para las reflexiones.
Antes de interpretar “Desde la postura”, Piti leyó un poema de Eduardo Galeano para dar a conocer para quienes no sabían quién fue Julio Roca, militar que mandó a exterminar a los indios que habitaban en la Patagonia en la famosa Campaña del Desierto.
También, antes de cantar “Listas sábanas”, uno de los tantos inéditos del grupo, Las Pastillas del Abuelo hicieron pública una de sus tantas preguntas: ¿Quién es el encargado de urbanizar y garantizarles una vida digna a los barrios y villas que rodean el predio?
Fiesta. No cabe otra palabra para lo que genera esta banda, que suma adeptos por la sinceridad que transmite. “Cerveza”, “¿Me juego el corazón?”, “¿Qué vicios tengo?”, “Perdido”, “Tantas escaleras”, “¿Qué pretendo no saber?”, “¿Dónde esconder tantas manos?” y “Maldito y cortamambo” fueron algunas de las canciones que sonaron mientras bajaba el sol en la Ciudad de Buenos Aires.
Mención a parte de lleva “Enano”. No hay adjetivos para explicar lo que transmitió el tema cuando Las Pastillas engancharon “La Parabellum del buen psicópata”, de Los Redondos.
Por último, y para que la fiesta no tenga sabor de incompleta, todo el Parque Roca saltó, cantó, aplaudió y agitó con “Skalipso”, que contó con el clásico clavado de Piti hacia el campo, y “Otra vuelta de tuerca”.
Pasadas las 20.30, y con los últimos restos de sol, terminó otra excelente jornada de recitales gratuitos en la Ciudad. Solo quedaba recuperar energías y tener paciencia para el regreso a casa.