12.4.08

Si esto no fue una fiesta, ¿qué lo será?



Increíble e inolvidable. Otro objetivo tachado de una larga lista que difícilmente esté cerca de terminar. Otro sueño hecho realidad para Las Pastillas del Abuelo.

Nuevamente, Piti, Bochi, Fernando, Santiago, Joel, Alejandro y Juan subieron un escalón en este largo camino que es el rock; y, como acostumbran, no estuvieron solos: más de 7 mil fanáticos y muchos amigos dijeron presentes en su primer Luna Park.

“La fecha más importante de nuestra historia”, anunciaron hace dos meses atrás. Por eso, nadie se quiso perder este recital, ni los pastilleros (de los cuales, porque las entradas se agotaron en menos de 20 días, muchos quedaron afuera) ni los amigos del grupo. Una fiesta completísima, que duró un poco más de tres horas.



Los invitados sacaban número para subir al escenario: Miguel Ángel “Micki” Rodríguez de Los Piojos, Manuel “el Negro” Quieto de La Mancha de Rolando, Miguel "Maikel" De Luna Campos de Kapanga, Alejandro Kurz de El Bordo, Salvador Tiranti de La Covacha, Ariel Viale de Pampa Yakuza y Jorge Bekmezian (que fue uno más de la banda tocando la percusión casi toda la noche) de la Perra Que Los Parió, entre otros, se sumaron al gran recital. Muy pocos temas, de los 34 que tocaron Las Pastillas, no tuvieron amigos arriba del escenario.

Desde muy temprano, por el estadio ubicado en Bouchard y Corrientes, se olía ambiente de fiesta. A medida que se acercaban las 21, hora pactada para el inicio, las ansias aumentaban dentro y fuera del Luna Park, que en un abrir y cerrar de ojos, casi al mismo tiempo que se apagaron las luces, se terminó de llenar.

Aproximadamente a las 21.10, la oscuridad y el griterío de los jóvenes (como la edad de la banda) predecían el comienzo del recital de Las Pastillas del Abuelo. Antes de que comience el gran show, se levantó un mini telón que tenía el nombre de la banda y se pudo cantar, saltar y poguear al ritmo de su nuevo video clip: “Tantas escaleras”.



El mini telón volvió a bajar, de a poco los músicos ocuparon sus puestos en el escenario y las luces que se habían encendido volvieron a apagarse. Ahora sí, con “Almafuerte (Solo Dios)”, “Cubano”, “Resulta Imposible” e “Historias” se iniciaba la larga e inolvidable fiesta.

Desde los primeros acordes, se pudo notar uno de los secretos del éxito: la relación entre el público pastillero y el grupo, ese juego que hay entre ambos, y la respuesta que hay en las letras de las canciones, todos quieren cantarlas.

“Amar y envejecer” (con una introducción instrumental de teclados), “Oportunistas”, “Cerveza”, “Me han dicho”, “Postura” (la mejor canción entre las primeras de la noche) y “Candombe de Resacas” completaron los primeros 10 temas del recital.



El puesto número 11 fue para “Viejo”, previo a un mensaje de Piti: “la familia es lo más importante junto a los amigos”, que sin dudas puede ponerse como bandera de este éxito pastillero.

Casi sin pausas, la fiesta continuó, y de menor a mayor aumentaba en intensidad y calor: “Algo de vos”, “Abuelo (Esperandome)”, “Clásica y Moderna”, “Piojoso”, “Sabina y Pizolla” y “Cacui” también fueron parte del recital en el Luna.

Para terminar con la primera parte, Las Pastillas armaron un set acústico bien cerca de su público: acercaron la batería y todos se sentaron casi al borde del escenario. Así, con “Duda”, “Lo más lindo”, “Contradicción” y “Maldito y cortamambo” los músicos pusieron pausa a su gran noche.



Hasta ese momento, el recital de Las Pastillas del Abuelo era impecable, con muchos amigos que pasaron a tocar con ellos y un repertorio variado. Igualmente, lo mejor estaba por venir.

Juan Comas tomó la iniciativa, y al ritmo de la batería y el juego de luces los integrantes del grupo coparon nuevamente el escenario. “Perdido”, “José”, “Tantas escaleras”, “Locura y Realidad”, “Osiris” y “Enano” sonaron sin interrupción una detrás de otra, dejando sin respiro a las más de 7 mil almas presentes. Además, como sacando número para poder estar, por el escenario pasaron los amigos más conocidos.



Realmente, ya no se podía pedir más. El recital tenía tanta intensidad que el tiempo voló y ya habían pasado casi dos horas y media con 27 temas. Aunque aún faltaba lo mejor, el cierre a esta gran fiesta pastillera, con los clavados de Piti hacia esa gran pileta llena del cariño de la gente.

“Peldaño” (con el primer clavado incluído), “La casada”, “Mamá y Mortadela” y “Vuelta de Tuerca” (con una gran lluvia de papel picado), fueron las canciones que siguieron en la lista y empezaban a anunciar el final: primero, por la hora; después, por la cantidad de temas, y por último, porque no quedaban muchas más opciones en el repertorio. Es que Las Pastillas se tocaron todo.

Por unos segundos, la fiesta cambió de dueño: “Vamos Los Piojos, Vamos Los Piojos”, se coreó cuando subió el último invitado de la noche al escenario para tocar “Por colectora”. Igualmente, al sonar el primer acorde, Las Pastillas del Abuelo volvieron a tomar el papel principal.



El recital más importante no podía terminar con otro final, un clásico en estos últimos dos años: “Cowboy” y “Skalipso”, con el último clavado de Piti, coronaron la noche.

Casi a las 0.30, los siete integrantes de Las Pastillas pusieron punto final a la noche y pudieron marchar hacia otro festejo, mucho más íntimo, en donde tacharon otro objetivo cumplido en su lista.

Inolvidable recital para Las Pastillas del Abuelo y sus seguidores, en donde se repasaron todo el segundo disco y casi todo el primero, y en donde no faltaron, como es costumbre, inéditos, muchos de los cuales podrían formar parte del tercer disco que empezarán a grabar a fines de mayo y saldrá para después de septiembre.

Como cantaron todos los pastilleros durante la noche en el Luna Park: “si esta no es la fiesta, ¿la fiesta dónde está?”