¿Qué son Las Pastillas del Abuelo?
Muchas preguntas rodean a un grupo de rock. En pocos años consiguieron lo que a otras bandas les cuesta décadas y es increíble la sencillez que muestran sus músicos al tratarlos. En una soleada y hermosa tarde porteña, en el barrio porteño de Almagro, nos juntamos con los integrantes de Las Pastillas del Abuelo con la excusa de charlar un rato.
El escenario se redujo a una sala de ensayo. Tras una divertida previa, Fernando Vecchio y Diego “Bochi” Bozzalla (ambos guitarristas) pusieron el pecho a las preguntas de Solo Rock del País, mientras el resto afinaba y preparaba los instrumentos para comenzar con el ensayo. Sí, más preguntas para Las Pastillas del Abuelo.
-¿Cómo es un día habitual de un integrante de Las Pastillas del Abuelo?
Fer: Es relajado creo que ninguno madruga, me imagino, yo no lo hago. El ensayo empieza 12.30 hasta las 18 y después estamos libres, y ahí depende de cada uno.
Bochi: Yo me levanto temprano porque mi hijo me requiere y mi señora se va a laburar, sino seguro que me levantaría todos los días a las 11 (risas).
-¿Sienten que pasó todo muy rápido?
Fer: Sí, como que pasa todo muy rápido. Trae un vértigo, es como que no te terminas de acostumbrar a lo que te pasa, pero está bueno, es como ir en un auto a toda velocidad, por ahí mete miedo pero es divertida.
-¿Cómo hacen para no marearse?
Bochi: No te sabría decir cómo, pero siempre tenés un montón de gente y de amigos de hace un montón de tiempo y son los que te pueden llegar a dar una bajada cuando te pensás cualquiera. Y también entre nosotros tenemos confianza.
-¿En qué lugar se encuentra hoy Las Pastillas?
Bochi: ¡En almagro! (risas).
Fer: No tengo ni idea. Si lo juzgas por la gente que está viniendo a los shows, estamos bien. Por otra parte, como somos una banda nueva, tenemos inexperiencias. En partidos importantes hacemos boludeces.
-¿Cuáles son esos partidos?
Fer: Por ejemplo, a veces nos encontramos enfrentando problemas de organización para shows importantes y es justamente porque no terminamos de entender la importancia de lo que hacemos. Nos vamos dando cuenta de eso y cada vez jugamos mejor.
El año pasado, Las Pastillas del Abuelo editaron “Crisis.*”, su tercer disco de estudio. Un material que demuestra el crecimiento musical de un grupo que asceinde gracias al apoyo de la gente. ¿El secreto de tanta aceptación? La sinceridad que demuestran sus letras y que expresan cada vez que se suben a un escenario.
-¿Cuales son las metas para este año?
Bochi: Es un año que creo que vamos a ensayar mucho, aspiramos a seguir tocando. Tenemos muchos lugares para ir a tocar el nuevo disco.
-¿Pensaron que iba a tener tan buena respuesta el nuevo disco?
Fer: Sí, cuando elegimos las canciones, las elegimos porque eran los temas que más fe le teníamos. Me parece que la gente lo tomó bien, por ahí al principio cuesta, pero después de escucharlo te das cuenta que el laburo estuvo bien hecho.
-¿Encontraron todas las respuestas que se hicieron en "Crisis.*"?
Fer: A varias si. Hay otras que por ahí si encontrás las respuestas sería medio contraproducente, porque está bueno mantenerlas ahí. Pero a otras sí, por ejemplo: ¿Qué carajo es el amor? Por lo menos, cada uno de nosotros tenemos una idea de eso.
-¿Que análisis personal hacen del disco?
Bochi: A mi me parece que tiene una súper coherencia con nuestro crecimiento. Cuando grabamos el primer disco estuvimos contentos por cómo se grabó y por haber optimizado de laguna manera los recursos que teníamos en ese momento. Me parece que ese mismo concepto a la hora de grabar los otros dos discos se mantiene. No me doy cuenta de cómo cambiamos musicalmente, para mí nosotros tocamos todos los días y no me doy cuenta de que sean muy diferentes los temas. Si veo cambios en el aspecto más técnico, porque tenemos más recursos.
“Crisis.*” fue presentado el viernes 29 de agosto del año pasado en el estadio cubierto Malvinas Argentinas, del Polideportivo de Argentinos Juniors. Tres meses después, el 29 de noviembre, Las Pastillas repitieron fecha en ese escenario, en lo que fue la última presentación organizada por ellos en tierras porteñas. En lo que va de este 2009, solo tocaron en Capital en los recitales gratuitos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que se llevaron a cabo en el Parque Roca durante el verano.
-¿Ya tienen pensado una fecha en capital?
Fer: Pensado sí, queremos tocar acá, pero no es fácil tocar acá, no hay muchos lugares.
-¿En Argentinos encontraron un buen lugar para tocar?
Fer: Está re bueno Argentinos, pero como hay pocos lugares tiene mucha demanda. Nosotros el año pasado pudimos reservar varías fechas y estuvo re bueno, pero también depende ahora como viene el año de Argentinos y el tuyo, por ahí las fechas coinciden con otras fechas que tenés programadas para ir al Sur, por ejemplo. Vamos a tocar en Capital seguramente, cómo y dónde no se todavía.
-¿Pensaron que con la música iban a conocer tantos lugares?
Fer: Si se le puede pedir más a la música de lo que nos dio, sería eso: conocer más lugares. Es un súper sueño y tiene hasta algo pretencioso.
-¿Y el lugar que más les gusto?
Fer: Me acuerdo la primera vez que fuimos a Mendoza. Era inexplicable, porque la difusión de la banda era minúscula y Mendoza es en la loma del orto. No fuimos a pintar paredes ni pegar carteles como hicimos acá, no hicimos nada, y llegás y ves mil chabones y no entendés nada. En Córdoba y Neuquén nos pasó también, está buenísimo.
En este 2009, Las Pastillas todavía no dieron la nota. Comenzaron el año como en silencio, tocando mucho fuera de Capital. Cosecharon mucho en pocos años y, encima, parecen no tener techo para el ascenso.
-¿Las Pastillas del Abuelo ya pueden vivir de Las Pastillas del Abuelo?
Fer: Sí, ya podemos vivir de esto. Igual depende de las pretensiones económicas de cada uno, pero sí. Creo que todos queremos vivir de la música, porque a nadie le gusta laburar. Sí, podemos vivir de esto y nadie se queja.
-¿Se sienten privilegiados?
Fer: Sin ligar a dudas, creo que a todos nos pasa lo mismo. Imaginate ya el hecho de poder desarrollarte en lo que te gusta. Hay mucha gente que no lo puede hacer: el famoso arquitecto que labura de taxista. Y más inusual es tratar ser músico que arquitecto. Poder hacerlo y que encima sea tu sustento, que te haga conocer otros lugares y que te brinden el aplauso de la gente, si no te sentís privilegiado no entendiste nada.
-¿Que anécdotas nos pueden contar?
Fer: Miles, buenas y malas. Me acuerdo la primera fecha de Javo, nuestro asistente. Me acuerdo que algo me pasaba y justo estaba por largar el solo de guitarra. Toco una nota y se me apaga la guitarra y lo veo a Javo con el cable de la viola en la mano mirándome y diciendo: ¿Qué querés que haga? Obviamente, me cagué de risa.
-¿Y antes de ser músicos?
Fer: También, un montón. Trabajé vendiendo cacerolas, fui asistente de cámara, vendía perfumes, laburé en un call center y fui sonidista.
Bochi: Yo trabajé en una editorial, laburé haciendo encuestas y en un call center, pero después de esos trabajos siempre estuve haciendo música: hice espectáculos infantiles y di clases de guitarra.
-¿Desde cuándo se sienten músicos?
Fer: Me parece que esas cosas las tenés siempre dentro tuyo toda tu vida, hasta que te haces cargo y juntas lo huevos para romper con el molde, para decir yo me voy a dedicar a esto, con el riego de que viva mal. En algún momento, te haces cargo y decidís intentar y te arriesgas a fracasar.
-¿Cual fue su primer contacto con la música?
Bochi: Yo me imagino que fue de familiares: mi abuelo tocaba el piano y mi vieja toca el piano, ya antes de la sobre mesa cantaban. Yo para un cumpleaños pedí una guitarra, tenia 8 años, y a partir de ahí empecé a tocar, era como que jugaba a tocar la guitarra y a cantar.
Fer: Mi vieja también toca el piano y mi viejo quería tener un hijo pianista. Me acuerdo que era chiquito y era la época de Kiss, y mi viejo me compró un piano y nos mandó a mi hermana y a mí a tocar piano. Tenía 5 años y nos mandaron a tocar piano con un viejo que había hecho llorar a Perón, te hacia parar derecho. ¡Yo quería escupir sangre como Kiss! (risas). Entonces, llego a mi casa y le digo a mi viejo que quería una guitarra eléctrica. Obviamente, mi viejo me dijo que no. Siempre lo tenés en algún lugar.
Desde su primer disco hasta “Crisis.*”, han cambiado muchas cosas en la vida de los integrantes de Las Pastillas del Abuelo, pero la humildad que demuestran en intimidad sigue intacta. Así, íbamos llegando al final de la charla con Fer y Bochi, mientras Piti, ya lejos de la preparación de los instrumentos para el ensayo, se iba acercando como queriendo formar parte de la conversación.
-¿Desde el primer disco, que parecían con un maleficio al no poder presentarlo, al presente que están viviendo, pensaron que iban a pasar tantas cosas positivas?
Fer: Creo que el deseo está siempre. Lo que seguro estuvo siempre fue el laburo y la necesidad de que las cosas vayan para ese lugar. En aquella época que no podíamos presentar el disco siempre teníamos un problema, y nos dimos cuenta que lo que no sabíamos era organizar las fechas. Ahí dijimos: “bueno, busquemos manager o alguien”, porque no podíamos armar bien una fecha.
-¿Son consientes de lo que lograron?
Fer: Seguramente no. Ojalá que si, pero seguramente no.
Piti: Somos conciente de lo que vemos por ahí, de lo que no vemos nos enteramos de alguna forma. Ayer hablamos de eso con Bochi y con mi viejo. Decíamos que hay un montón de historias que le pasan a mi viejo que yo me entero si me las cuenta él, sino no. De lo que somos concientes es de lo que nos roza a nosotros y esta buenísimo.
-Algún mensaje para los seguidores o para algún colgado que no los conozca.
Fer: Aquél que sea curioso y tenga ganas de ver que hacemos, me parece que nos puede escuchar y encontrar algo que le resulte interesante. Escuchar lo que hacemos, te puede gustar o no.
Piti: Que la gente disfrute, que sean felices.